Puedo decir que me gusta prácticamente todo lo que es comestible, pero si hay algo que me encanta son todos los platos que llevan bechamel, son una de mis debilidades.
Las berenjenas me encantan cocinadas de todas las maneras, pero creo que de esta forma es como más me gustan. Tengo que reconocer que es un plato algo contundente, pero riquísimo.
El cultivo de la berenjena es antiquísimo, parece ser que anterior al año 2.000 AC. y existen innumerables documentos escritos que sitúan su origen en el sudeste asiático y que los comerciantes árabes la pasaron al norte de África. Se cree que en la Edad Media entró a Europa por la España musulmana.
- Ingredientes:
30 gr. de Champiñones
1 l. de bechamel
Tomate frito
Queso mozarella rallado
Mantequilla
Harina
Huevos
Aceite de oliva virgen extra
Sal
- Preparación:
Lavamos y partimos las berenjenas en rodajas, las ponemos sal y las colocamos en un escurridor para que pierdan algo de amargor, las dejamos una media hora. Pasado este tiempo las secamos con papel de cocina y las rebozamos pasándolas por harina y huevo y friéndolas en aceite de oliva. Las vamos poniendo en papel de cocina para que pierdan algo del aceite de la fritura. También podemos simplemente envolverlas en harina, sin el huevo, también están buenas.
Cuando tenemos todas rebozadas las ponemos en una fuente de horno. Reservamos.
Preparamos la bechamel y la añadimos a la fuente de las berenjenas cubriéndolas.
Lavamos, secamos y laminamos los champiñones. Ponemos un par de cucharadas de aceite en una sartén, añadimos los champiñones, les ponemos sal y les dejamos hasta que estén hechos.
Ponemos el tomate frito por encina de la bechamel, sin cubrirla totalmente, y por encima del tomate los champiñones. Añadimos el queso, espolvoreándolo, y unas nueces de mantequilla por encima.
Encendemos el horno, la parte de arriba, más el grill, y cuando esté caliente metemos la fuente y dejamos hasta que la mantequilla y el queso se fundan y adquieran un color dorado a nuestro gusto.