Este plato, para los que nos gusta el bacalao, en un clásico y muy rico si te gusta el tomate. Es importante que la bacalada sea buena y esté bien seca. Es mucho mejor este bacalao seco que el que está medio húmedo. Pero si no lo encontramos lo podemos hacer con cualquier tipo.
A mi personalmente me encanta el bacalao. Si vais algún día a Portugal y os gusta tanto como a mí, aprovechar para comerlo. Presumen de ponerlo de 1.000 maneras diferentes.
- Ingredientes:
1 cebolla grande
2 dientes de ajo
1 pimiento rojo (yo le añadí también medio verde)
2 tomates rojos, o salsa de tomate casero que tengamos hecho
1 cucharada de pimiento choricero en pulpa (envasado en tarro)
Aceite de oliva virgen extra
Agua de hervir el bacalao
- Preparación:
Entre tanto se cubre el fondo de una cazuela de barro, o de otro tipo si tenemos vitrocerámica, con un poco de aceite de oliva, se pocha la cebolla cortada en trocitos pequeños, y cuando empieza a dorar se añaden los ajos, el pimiento troceado, la cucharada de pimiento choricero y el tomate troceado sin piel, o la salsa de tomate. Se añade al sofrito un poco del agua de haber cocido el bacalao, como dos cazadas…. y se deja hervir a fuego suave. Éste agua tiene la gelatina y el sabor del bacalao, y será la que le dé el puntito de sabor al guiso. El agua que nos quede lo podemos congelar y aprovecharlo para otra receta de pescado.
Cuando la salsa está trabada, se añaden los trozos de lomo de bacalao, bien escurridos, con la parte de la piel para abajo, y se tienen muy poco rato al fuego, solo lo justo para que tome el sabor del sofrito, moviéndolo con movimientos circulares de la cazuela para que no se deshaga, y listo para servir.
Es importante cocer lo justo el bacalao, pues de otra forma se quedaría muy seco y no está igual de rico.