Es un pescado popular y relativamente asequible, con
un alto valor nutricional, probablemente uno de los mayores, siendo muy
recomendable para cualquier tipo de dieta, si bien por su alto contenido en
grasa resulta de digestión algo más difícil para personas con problemas
digestivos. Aquí en Cantabria lo llamamos Sarda, pero también se conoce como verdel y caballa.
Está presente en el mercado durante
todo el año, si bien es cierto que no siempre en la misma cantidad, tiene una
acentuada estacionalidad, estando en su mejor momento entre los meses de
febrero y mayo en lo que se ha dado en denominar “costera de la caballa”. Yo tengo que reconocer que es la primera vez que lo compro.
Tiene el problema de tener bastantes espinas y por lo tanto tenemos que limpiarlo con mucho cuidado, aunque a pesar de todo podemos encontrarnos alguna y por lo tanto hay que tener cuidado, sobre todo con los niños.
- Ingredientes:
1 huevo
1/2 cebolla
Perejil picado
Harina
Vino blanco
Pan rallado
Aceite de oliva virgen extra
Agua
1 lata mediana de guisantes cocidos (Opcional)
- Preparación:
Ponemos los filetes de sarda en una cazuela con agua a cocer y cuando empiece a hervir se apaga y se deja tapado hasta que esté templado. Se ponen los filetes fuera del caldo a escurrir en un colador grande y se dejan un rato para que templen, se reserva el caldo, se les quita la piel y las espinas y se ponen en un bol. Ponemos el pan en el recipiente de la batidora con un poco de leche para que se vaya remojando.
En una sartén ponemos aceite de oliva a calentar y añadimos 1 cebolla cortada en trozos pequeños. La ponemos a sofreír y cuando tenemos la cebolla en su punto, apagamos. Lo añadimos a la sarda que tenemos en el bol, junto con los dos huevos, perejil picado y sal. Lo mezclamos bien con el tenedor de manera que la sarda se vaya deshaciendo y mezclando bien con el resto de ingredientes. Si vemos que están un poco caldosas añadimos un poco de pan rallado.
Vamos haciendo bolas, pasándolas por harina y friéndolas lo justo para dorarlas un poco, que queden selladas y no se deshagan. Las vamos echando a una cazuela.
Cuando tengamos las albóndigas fritas, en una sartén ponemos aceite de oliva a calentar, añadimos una cucharada de harina y rehogamos. Añadimos el caldo de pescado que habíamos reservado, mezclamos, añadimos más caldo y lo añadimos a las albóndigas, rectificamos de sal y de agua hasta casi cubrir las albóndigas, incorporamos los guisantes, y dejamos cocer despacio diez minutos.
En una sartén ponemos aceite de oliva a calentar y añadimos 1 cebolla cortada en trozos pequeños. La ponemos a sofreír y cuando tenemos la cebolla en su punto, apagamos. Lo añadimos a la sarda que tenemos en el bol, junto con los dos huevos, perejil picado y sal. Lo mezclamos bien con el tenedor de manera que la sarda se vaya deshaciendo y mezclando bien con el resto de ingredientes. Si vemos que están un poco caldosas añadimos un poco de pan rallado.
Vamos haciendo bolas, pasándolas por harina y friéndolas lo justo para dorarlas un poco, que queden selladas y no se deshagan. Las vamos echando a una cazuela.
Cuando tengamos las albóndigas fritas, en una sartén ponemos aceite de oliva a calentar, añadimos una cucharada de harina y rehogamos. Añadimos el caldo de pescado que habíamos reservado, mezclamos, añadimos más caldo y lo añadimos a las albóndigas, rectificamos de sal y de agua hasta casi cubrir las albóndigas, incorporamos los guisantes, y dejamos cocer despacio diez minutos.