Supongo que os gustarán las empanadillas, sobre todo a los niños, y muchas veces no las coméis por aquello de que los fritos engordan, aunque los pongamos sobre papel de cocina para que absorban el aceite. Están riquísimas con cualquier relleno.
Una forma de tener menos cargo de conciencia, es prepararlas en el horno en lugar de freírlas. Os aseguro que también están estupendas, es más, yo diría que son menos pesadas que las fritas y también quedan crujientes, pero de otra manera. Os animo a probarlas.
Seguramente estarán aún más ricas si preparamos nosotros la masa, pero también están ricas con la masa preparada y son mucho menos engorrosas.
- Ingredientes:
1 lata de bonito en aceite de oliva
2 huevos
Tomate frito
- Preparación:
Sacamos la masa de las empanadillas de la nevera un rato antes de prepararlas para que se ablanden un poco y sea más fácil manipularla.
Ponemos el bonito a escurrir para que suelte la mayor parte posible del aceite.
Cocemos un huevo y reservamos.
Preparamos el relleno y para ello ponemos en un bol el bonito y lo hacemos migas con un tenedor. Partimos el huevo cocido en trozos pequeños y añadimos al bonito. Vamos añadiendo tomate frito hasta que veamos que el relleno queda todo cubierto, pero sin que nos quede caldoso, pues se saldría fuera de la masa.
Encendemos el horno a 190º, calor arriba y abajo.
Rellenamos las empanadillas con el relleno, cerrándolas con un tenedor, y las vamos poniendo en una bandeja de horno cubierta con papel de horno, o con una base de silicona, para que no se peguen. Batimos el otro huevo y vamos pintando las empanadillas, una a una, para que adquieran brillo y un bonito color.
Cuando el horno está caliente, introducimos la bandeja con las empanadillas y las dejamos que se hagan unos 15 a 20 minutos, o hasta que veamos que adquieren un bonito color dorado, el tiempo siempre depende de cada horno. Sacamos y servimos inmediatamente.