3.12.18

Marron glacé





Estamos en la época de las castañas y es el momento idóneo para realizar algún que otro postre con ellas. El marron glacé es un rico postre que gustará a todo el mundo y que siempre dió un toque de distinción.

He tenido la suerte de encontrar unas castañas grandes y estupendas, aunque a la hora de pelarlas unas me han quedado con mejor presentación que otras.

Ahora os voy a explicar una historia resumida del origen de este postre que he encontrado en Internet. Se supone que los antecedentes del «Marron Glacé» pueden estar en las frutas confitadas con miel, que empezaron a elaborar los griegos, metiendo higos en ánforas con miel, y por una lenta osmosis, impregnando el fruto, para que tomara sustancia y ayudara en su conservación. Los romanos seguirían la tradición. La técnica de confitar frutas debió de guardarse en algunos monasterios medievales. De ahí, y como refinamiento, pasan al Renacimiento. De mano de afrancesados y Borbones entró en España el vicio de tomar marron glacé, un postre que estaba destinado a los paladares más exquisitos y las clases más altas. Tal y como lo conocemos ahora, es un postre con origen en Francia. Su nombre no tiene nada que ver con el color marrón, aunque las castañas tengan ese color, la palabra marron en francés significa castaña, por eso no lleva acento. 


  • Ingredientes:
½ kilo de castañas
400 gr. de azúcar
1 vaina de vainilla o 2 cucharadas de azúcar vainillada



  • Preparación:
Hacer un pequeño corte en las castañas y ponerlas en una olla con agua caliente escaldándolas unos 10 minutos. Pelar las castañas quitándoles también la piel fina que las recubre con mucho cuidado para que no se rompan. Yo aconsejo ir sacándolas de la cazuela de una en una con una cuchara para que no se enfríen, pues si se enfrían no hay quien las pele sin romperlas, al menos es la conclusión a la que yo he llegado. Volver a ponerlas a cocer en un litro de agua hasta que estén tiernas.

Mientras tanto, preparar un almíbar con 3/4 de litro de agua, el azúcar y la vainilla en una olla y cocer este preparado durante 15 minutos a medio fuego. Añadir las castañas y aflojar el fuego, dejándolas cocer 15 minutos más. Sacar la olla del fuego y deja reposar las castañas durante un día entero. 

Forrar la bandeja del horno con papel especial y disponer las castañas sobre él, yo he procurado escurrirlas lo que he podido para que no me quedaran demasiado impregnadas. Hornearlas durante 20 minutos (el tiempo depende de cada horno) una temperatura de 125 grados hasta que se vea que están bien secas y seguidamente dejarlas enfriar. Se colocan en capsulitas de papel.

La receta la he hecho siguiendo las indicaciones de una que ví en el blog Directo al Paladar