Este plato en muchos sitios lo llaman potaje de vigilia, y lo preparan en Semana Santa. Pero yo creo que es un plato de cuchara tan delicioso que no debemos limitarnos a cocinarlo solo en esta época. Yo, desde luego, lo preparo en más ocasiones, tengo la suerte de vivir en una zona de España en la que no hace mucho calor y estos platos se comen prácticamente durante todo el año. Es sencillo y sabroso, además al no tener grasas animales es más digestivo.
La primera vez que lo probé fue en casa de unos amigos en Asturias, me enseñó a prepararlo mi amiga Cani, la receta es suya, y entonces supe que, en Oviedo, cada 19 de octubre, se celebra el Desarme, que es una fiesta gastronómica en la que se ofrece en las casas y los restaurantes un menú formado por garbanzos con bacalao y espinacas, callos y arroz con leche, ósea un menú light. Se puede congelar perfectamente.
- Ingredientes:
500 gr. de bacalao desmigado
Espinacas congeladas (400 gr.)
Laurel
Pimentón
Cebolla
1 lata de tomate triturado de 1/2 Kg.
3 dientes de ajo
Perejil
Vino blanco
3 huevos cocidos
Aceite de oliva virgen extra
Sal
- Preparación:
Se tira el agua del remojo y se pone agua a calentar, cuando esté caliente añadimos los garbanzos con el laurel, el pimentón y el aceite de oliva, lo dejamos cocer despacio para que no se deshagan los garbanzos. Siempre cubiertos de agua.
Mientras tanto ponemos aceite de oliva en una sartén y hacemos el bacalao un par de minutos (que habremos tenido un par de días a remojo, cambiándolo de agua al menos un par de veces al día, para desalarlo). En otra sartén ponemos aceite de oliva y le añadimos media cebolla troceada, sofreímos, añadimos el tomate y cuando está hecho le añadimos sal y un poco de azúcar.
Ponemos los huevos a cocer y las espinacas a dar un hervor para quitarle un poco el amargor, las escurrimos y las troceamos. Reservamos ambas cosas.
A media cocción, a los garbanzos se les añade el bacalao, las espinacas troceadas y la salsa de tomate a nuestro gusto, al menos la mitad.
Se ponen en el mortero los dientes de ajo y el perejil y se machacan, se les añade un vaso de vino blanco, se mezcla. Cuando falte un cuarto de hora, más o menos para apagar los garbanzos se añade la mezcla del mortero y se deja cocer todo junto.
Ahora es el momento de probar y añadir sal si lo necesita. Añadimos los huevos cocidos picados por encima.
Los garbanzos es mejor no revolverlos para que no se deshagan, hay que mover la cazuela para mezclar. Conviene preparar el potaje a primera hora para que repose al menos dos o tres horas antes de servirlo. Si los preparamos de víspera también estará estupendo. Casi mejor.
Si hay que añadir agua durante la cocción tiene que ser caliente.