Marron glacé





Estamos en la época de las castañas y es el momento idóneo para realizar algún que otro postre con ellas. El marron glacé es un rico postre que gustará a todo el mundo y que siempre dió un toque de distinción.

He tenido la suerte de encontrar unas castañas grandes y estupendas, aunque a la hora de pelarlas unas me han quedado con mejor presentación que otras.

Ahora os voy a explicar una historia resumida del origen de este postre que he encontrado en Internet. Se supone que los antecedentes del «Marron Glacé» pueden estar en las frutas confitadas con miel, que empezaron a elaborar los griegos, metiendo higos en ánforas con miel, y por una lenta osmosis, impregnando el fruto, para que tomara sustancia y ayudara en su conservación. Los romanos seguirían la tradición. La técnica de confitar frutas debió de guardarse en algunos monasterios medievales. De ahí, y como refinamiento, pasan al Renacimiento. De mano de afrancesados y Borbones entró en España el vicio de tomar marron glacé, un postre que estaba destinado a los paladares más exquisitos y las clases más altas. Tal y como lo conocemos ahora, es un postre con origen en Francia. Su nombre no tiene nada que ver con el color marrón, aunque las castañas tengan ese color, la palabra marron en francés significa castaña, por eso no lleva acento.